Descripción
En Tortosa el modernismo tuvo un peso destacado con dos arquitectos clave: Pau Monguió y Joan Abril, quienes traerían a la ciudad a principios del siglo XX un nuevo despertar arquitectónico, social y tecnológico. A finales del siglo XIX, con el derribo de diversos tramos de murallas, nacen los ensanches. En este momento, las familias burguesas, algunas de las cuales tenían relación con las industrias más importantes para la economía de la ciudad, mandan construirse casas en esta.
Podemos iniciar la ruta en el Museo de Tortosa, histórico y arqueológico de las Tierras del Ebro, ubicado en el antiguo Matadero municipal. Veremos un imponente edificio formado por una estructura de diversos pabellones construido y ornamentado con ladrillos, cerámicas y tejas vidriadas. Es un edificio modernista del arquitecto Pau Monguió que fue construido entre 1906 y 1908 sobre terrenos ganados al Ebro. Se trata de una obra original que siempre sorprende al visitante. Dentro, encontraremos la Oficina de Turismo y el Museo de Tortosa, el cual alberga una exposición permanente donde se explica la historia de Tortosa y su zona de influencia, desde la prehistoria hasta la actualidad, a través de las piezas más representativas de cada período histórico.
Seguidamente, y muy cerca de aquí, si caminamos teniendo el río a nuestra derecha hacia la Catedral, al lado derecho de ésta veremos otro edificio destacado, el Palacio Montagut.
Palacio Montagut. El conjunto de este palacio incluye el portal de Tamarit, una de las puertas medievales de Tortosa y por el cual pasaron uno a uno todos los bloques pétreos para hacer la Catedral. Sobre la puerta principal, y trabajado en piedra, veremos el escudo de los Montagut. El edificio destaca por su torre circular, pero sobretodo, por el vistoso tejado de cerámica en forma de cono que la corona. Actualmente es la sede de la Comunitat de Regants de l'Esquerra de l'Ebre.
Si volteamos la Catedral por la plaza de l’Absis, llegaremos a la plaza de la Cinta. Ya, una vez empecemos a acercarnos, veremos un imponente y elegantísimo edificio.
Casa Grego. En la plaza de la Cinta, y al lado mismo del Portal del Romeu, se alza esta elegante casa modernista que se aleja de la decoración geométrica, para así mostrar formas más redondeadas y sinuosas, con un dinamismo muy propio del modernismo. El uso de esgrafiados de temática naturalista y el arco con forma de letra omega de la entrada principal también son muy característicos de este estilo. Este edificio es también obra de Pau Montguió.
A continuación podemos dejarnos llevar por el encanto del casco viejo de Tortosa, cruzar el entrañable Portal del Romeu y cruzar la plaza dels Dolors en dirección a la calle Montcada, una calle estrecha pero que fue una vía importantísima, décadas atrás, y de las más antiguas.
Palau Climent. Si levantamos la vista veremos un pequeño palacio con un mirador esquinero de madera que dota de una singularidad especial al edificio. La fachada principal, esgrafiada con decoración vegetal, hace resaltar las balconadas que lucen bonitas barandillas de hierro forjado. Podemos aprovechar que nos encontramos aquí para pasear por esta calle, donde se encuentran numerosas delegaciones y buena parte de la administración de la ciudad.
A continuación podemos seguir todo recto para dirigirnos hacia la calle Sant Blai, donde podremos encontrar decenas de tiendas y comercios en los que complementar nuestra visita en Tortosa. Si nos enfilamos por la calle Sant Blai hacia la calle Cervantes, justo donde acaba una calle y comienza la otra, encontraremos dos edificios destacadísimos del modernismo de Tortosa.
Casa Matheu. A un lado veremos la Casa Matheu, obra también del arquitecto Pau Monguió. El edificio concentra la decoración vegetal mayoritariamente en el chaflán rodeando las oberturas, y en el mirador, donde destaca un precioso vitral emplomado. Así mismo tiene un gran protagonismo la tribuna, decorada con motivos de inspiración vegetal. Alrededor de la casa Matheu encontraremos diversos establecimientos de restauración donde pararnos a descansar o a refrescarnos. Si es al atardecer y hace buen tiempo, podremos disfrutar, simplemente, de la gran ambientación que se genera en este punto de la ciudad.
Casa Brunet. Enfrente mismo de la Casa Matheu, encontraremos la imponente Casa Brunet, situada en la calle Cervantes. Actualmente es la sede de la Cambra Oficial de Comerç, Indústria i Navegació de Tortosa. De formas barroquizantes, el edificio rompe la contundencia y el peso del su volumen con la decoración de las pilastras y los frontones que, con las molduras y la cornisa superior, le aportan dinamismo.
La calle Cervantes es otra vía destacada del ensanche de la ciudad. Encontraremos numerosos comercios y una gran actividad alrededor, así como panaderías, establecimientos y heladerías donde recuperar las fuerzas. Si seguimos adelante y nos enfilamos hacia la calle Ramon Berenguer IV nos toparemos con otra casa magnífica de la ciudad, la Casa Bau.
Casa Bau. El edificio se viste con una fachada principal ordenada por una estricta simetría central, donde una tribuna pétrea y goticista decorada con pináculos y gárgolas resuelve el aspecto representativo que la burguesía buscaba en el Modernismo. Actualmente es la sede del Col·legi d’Arquitectes de les Terres de l’Ebre y del Col·legi de Periodistes de les Terres de l’Ebre.
Llegados a este punto no conviene seguir por esta calle, sino retroceder sobre la misma, hacia la plaza Alfons XII.
Clínica Sabaté. El edificio de la antigua clínica es una de les construcciones más singulares de la ciudad. Presenta una marcada influencia oriental en los motivos decorativos egipcios que le dan un carácter único y la puerta de acceso se encuentra flanqueada por dos esfinges pétreas. El edificio se encuentra situado en medio de la plaza Alfons XII, el mismísimo centro de la ciudad.
Descendiendo hacia la avenida Generalitat veremos enseguida el imponente edificio del Mercado Municipal. Además de contemplarlo desde fuera, podemos entrar para disfrutar de una potente variedad de productos frescos y de proximidad.
Mercado Municipal. Fue construido en el antiguo cauce del río Ebro, entre los años 1884 y 1887. Es una pieza de gran interés dentro de la arquitectura ecléctica catalana. La estructura metálica que soporta la cubierta del mercado municipal fue diseñada por Joan Torras i Guardiola, conocido como el “Eiffel Català”. Tradicionalmente, se ha atribuido la autoría del proyecto a Joan Abril i Guanyabens, aunque este se encargó como arquitecto municipal durante solo una de las fases de ejecución.
Finalmente, podemos acabar nuestra ruta modernista en el parque municipal de la ciudad.
El Parque Municipal y la Lonja. El Parque municipal es un gran pulmón urbano desde la época modernista y actualmente acoge la Lonja. El parque lleva el nombre del que fuera promotor del proyecto, Teodor González, conjuntamente con el arquitecto municipal Joan Abril, quien lo diseñó dentro de la línea de los jardines románticos con rasgos modernistas. Actualmente el parque presenta sectores de enjardinado geométrico con el uso de parterres, típicos de los jardines franceses. La gran avenida de plátanos de sombra, mediante pequeños paseos, da paso a una zona de estilo modernista. La escalinata, bastida el año 1921 por Pau Monguió pertenece a un modernismo tardío. Es importante aquí mencionar la gran variedad botánica que presenta su vegetación. Además de las especies autóctonas, encontraremos ejemplares de otras más exóticas, tales como el cedro del Líbano, de Síria y la Turquía oriental, magnolios originarios de Norteamérica o la tuya, entre otros, proveniente de Japón, Manchuria y Corea.
Actualmente el parque municipal acoge la Lonja. El ayuntamiento emprendió la construcción de la Lonja el 1368 en la plaza que había en la Rambla, junto al Río Ebro. En su época cumplía con funciones comerciales como centro de contratación y depósito de mercaderías. Tras siglos sufriendo el paso del tiempo y de conflictos que le causaron numerosos destrozos, y de servir el año 1848 de almacén de material militar, fue a punto de ser destruida cuando, por acuerdo del ayuntamiento, se empezó a demoler el septiembre de 1932. En el parque encontramos, pues, la parte restante de la Lonja original, el “porxo del blat”, trasladado y reedificado piedra a piedra por la Generalitat de Catalunya. En su interior alberga los gigantes y el bestiario folclórico de la ciudad.